Depresión, estrés o ansiedad son algunas de las enfermedades profesionales más habituales en España. ¿Cómo impactan en la empresa y cómo luchar contra ellas?

ticbeat.com 21 mayo, 2017

Vivir para trabajar o trabajar para vivir. Una ecuación clásica que nos deriva a la filosofía de vida de cada cual pero a la que deberíamos añadir un detalle más: la salud que nos proporciona nuestro trabajo… o la que nos quita. Y no hablamos únicamente de salud física, accidentes de trabajo o dolencias relacionadas con profesiones de riesgo: nuestro empleo también puede ser causa de problemas de salud mental.

Estrés, ansiedad o depresión son solo algunos de los trastornos más frecuentes que nos podemos encontrar en las oficinas de todo el mundo, motivados por situaciones tan cotidianas como el exceso de carga de trabajo, el acoso laboral o sexual, la falta de conciliación con su vida privada y las tareas repetitivas o los entornos tóxicos.

No en vano, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) ya ha avisado de que el estrés, la ansiedad y la depresión son las enfermedades profesionales más comunes a nivel mundial. En nuestro país, el 40% de los trabajadores y más de la mitad de los empresarios confiesan sufrir estrés, según datos del INE. De hecho, una de cada cuatro bajas laborales en España está motivada por el estrés. Si a ello unimos los problemas mentales que muchos trabajadores traen consigo a la oficina desde sus propias casas, la ecuación es cuanto menos preocupante.

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En ese sentido, los trastornos mentales provocan efectos muy negativos en la cultura y funcionamiento corporativos: menos participación del personal en brainstorming y nuevos proyectos, más accidentes de trabajo o una mayor rotación de empleados. De hecho, recientes estudios indican que seis de cada diez trabajadores reconocen que su mala salud mental afecta directamente en su concentración profesional, mientras que unos 70 millones de días laborales se pierden a causa de estos trastornos mentales… ¡sólo en Reino Unido!

La buena noticia es que los factores de riesgo para el estrés en el lugar de trabajo pueden ser modificados, principalmente a través de un clima organizacional que promueva el bienestar y la creatividad, junto a políticas individualizadas para cada trabajador en riesgo de sufrir esta clase de trastornos. ¿Cómo se puede reducir el riesgo de que los empleados sufran trastornos mentales en la oficina? Recopilamos las recomendaciones en este sentido de médicos, organismos de prevención, sindicatos y el Consejo de la Agenda Global sobre Salud Mental del Foro Económico Mundial:

Auditoría de puntos calientes en la empresa: Cada empresa es un mundo en sí mismo y las potenciales fuentes de problemas (compañeros tóxicos, jefes imposibles, cargas de trabajo sobredimensionadas, entorno negativo, mala cultura corporativa…) son también únicas. Por eso, lo primero es analizar departamento por departamento posibles áreas de mejora en favor de esta salud mental colectiva.

Concienciación: Un punto fundamental en una buena estrategia para luchar contra los problemas mentales en el entorno profesional es la concienciación de la plantilla, tanto para evitar que los propios trabajadores se conviertan en fuente de ansiedad para sus compañeros, como para ayudarles a detectar los primeros síntomas de estos trastornos en sus departamentos. En ese sentido, el equipo de prevención de riesgos laborales o de RRHH debe proporcionar material informativo, charlas y cursos de concienciación que eviten males mayores.

Establecer una línea de actuación: Tanto preventiva (entrevistas anuales de seguimiento) como ante un trastorno patente, la empresa debe contar con una línea de actuación que permita a un empleado afrontar cualquier problema de esta clase. La empresa debe facilitar cuál es la ruta a seguir, desde la notificación del trastorno hasta el procedimiento a seguir (consulta con el psicólogo de la compañía, atención en una firma externa, etc.) y la monitorización en tiempo real de la situación de cada equipo tras la detección de un incidente.

Subvenciones al tratamiento psicológico: Si la prevención no ha logrado su efecto y es necesario tomar medidas correctivas, es recomendable que la empresa complemente la atención que presta la sanidad pública con un seguimiento privado más personalizado. No en vano, los expertos aseguran que por cada euro de inversión en tratamientos para la depresión y la ansiedad se obtiene un retorno de cuatro euros en mejor salud y capacidad de trabajo.

La salud mental, en caída libre

Los problemas psicológicos no son un tema en absoluto baladí, más si tenemos en cuenta la preocupante tendencia que se está viviendo en los últimos años. En estos momentos, a escala mundial, una de cada cuatro personas tiene altas posibilidades de experimentar un problema de salud mental en algún momento de su vida; mientras que 300 millones de ciudadanos sufren de depresión actualmente (4,4% de la población mundial) con una consecuencia trágica en los peores casos: 800.000 personas se suicidan anualmente, según datos recogidos por el Foro Económico Mundial. Si esa es la foto fija, la visión histórica nos deja un panorama desolador: el número de personas que sufren de depresión ha aumentado un 18% entre 2005 y 2015.

Todo ello no sólo supone una catástrofe de salud pública sino también una crisis económica a gran escala. Un estudio de Harvard estima que el impacto global de los trastornos mentales sobre los procesos productivos ascenderá a más de 16.300 millones de dólares entre 2011 y 2030, haciendo perder hasta un 22% de toda la generación económica de países como India para aquel año.